Ya no sé ni cómo estoy viviendo. Ni siquiera sé si lo estoy haciendo. Si algo he aprendido en este tiempo es precisamente que la vida no se piensa, se vive. (Bueno, he aprendido muchas otras cosas más, gracias.) Pero claro, eso queda muy bonito en la teoría. En la práctica.. creo que mi día a día se ciñe a un "intentar sobrevivir hasta el final del día", y mi noche a noche.. "saber si he despertado por las mañanas".
Qué quieres.
No tengo una ventana que dé al exterior, que vea al futuro. Me siento más insegura que nunca, pero con más certeza. Y ya me canso de escribir que me siento triste, decaída, nostálgica y llorona. Que no significa que dejaré de hacerlo. Este es mi blog, mi rincón de llorar. Y ahora el gato me está llorando en la puerta.
No es que él quiera dormir acompañado y calentito. Es que él sabe que va a entrar porque yo necesito su compañía. Una compañía, cualquiera. Y me conformo, aunque me pegue. Como siempre me pasa. Con él, y con todos los y LAS imbéciles que pasearon por mi lado. Pero a él es al único que dejo entrar ya. Ja! (Porque a ver quién le dice que no..)
Voy a intentar dormir. Mañana pronto tengo la tercera de muchas otras pasadas. Siete meses ya.. Quién me lo iba a decir.
Y ya que no me lo dice nadie, me lo digo yo: SOY UNA LUCHADORA.
Pero es para que lo escuchéis si pasáis por aquí, y os dé envidia, mucha.
Se me abre la boca y las ansias de mandaros a tomar por culo, y más lejos.
