Siempre me ando quejando de esta puta vida.
Pero esta puta vida a veces tiene detalles lindos que son un orgasmo de vitalidad para esta puta vida.
Hoy he llegado antes del trabajo (gracias a mis compis) y me ha dado tiempo a comprar el ingrediente principal para hacer hummus (el cual iba a hacer para comer con el pan marroquí delicioso que nos ha hecho una mamá de una peque).
Al entrar al supermercado, he visto al chico que trabaja allí, y él me ha visto a mí. Y ha vuelto a mirarme de nuevo con una mirada rara. Entonces he pensado que hacía bastante tiempo que no iba a ese super y, además, que no le veía.
Sin darle más importancia, he proseguido con mi lío en la cabeza de mini compra. Y me he ido a la caja. Soy muy amable con la gente que me cae bien :)
Entonces he puesto toda mi compra sobre la cinta, a la misma vez que el muchacho me ha mirado, ha sacado la maquinita de pagar con tarjeta y, más específicamente, de pagar con la tarjeta de mi propio banco.
El chico (cuyo nombre aún, tristemente, no sé) ya sabía que, como siempre, iba a pagar con tarjeta y de qué banco es mi tarjeta.
He sonreído, mucho. Pero no se ha dado cuenta. Tampoco se ha dado cuenta de que yo me he dado cuenta.
Ahora quiero abrazarle.
:_ :)