La última vez que la vi se la llevó el metro.
Nunca nadie me había secado las lágrimas con tanta dulzura, y una parte de mi brillo marchó tras ella, hacia donde el mundo la llevase.
Estaba en un estado de tristelicidad imposible de describir. Encontrarme con ella hizo que mi vida descubriera matices nuevos de emociones; hacía que el mundo se detuviera a la vez que el tiempo pasaba más rápido que nunca.
Podemos llamarlo "amor platónico" o de quinceañera. Pero tus ojos tienen el color de la tierra al contacto con tus pies. Y tu mirada es tan profunda como un volcán en erupción. Tus manos son olas bailando en el mar cada vez que tocan (o armonizan) algo. Tu compañía es un rayo de sol en primavera. Tu voz... es mi ansiolítico favorito.
Tú eres placer y belleza hecha persona, hecha vida.
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