¿?

No sé si te he echado de menos o de más.

No sé qué quieres, a qué vienes, a qué viene eso. Creo que tampoco me interesa. Eso creo, aunque tampoco sé qué hago escribiéndolo.

Te mentiría si te dijera que no he pensado en ti. Bastante más a menudo de lo que me habría gustado. Pero ambas sabemos lo que eso suele significar, y debo reconocer que durante milésimas de segundo me he preocupado por ti. El resto del tiempo solo ha sido pensar en ti, sin más. Sin preocupaciones ni lamentos ni tristezas ni enfados. Simplemente tú.

Te fuiste, fuiste tú. Yo te invité, a mi casa y a mi yo más profundo. Rechazaste ambas con un gran SÍ disfrazado de verdad. Mentira.

No dudo de tu bondad, de tu transparencia y tu humanidad. Eres tal como eres, tal como se te ve. Tu fallo más grande conmigo es que no te veo ni te vi, no estás, no estuviste, y por supuesto (ya) no quiero que estés, ni en mi casa, ni en mi yo más profundo.

Las mentiras me duelen un poquito, pero las mentiras de "quiero hacerlo" aun sabiendo que no querrás hacerlo, eso me duele más.

Yo tengo sentimientos, y tengo una vida. Yo no tengo en mi cabeza "ese rollo nihilista".

Tus abrazos sabenían a falsedad cariñosa y emocionada. No dudo de que me quisiste. Pero no creo en tus palabras.

Y eso que hace tiempo que te escribí mi carta de despedida.

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De fondo suenan algunas cosillas dulces..

Hora y media de resignación y un pensamiento acrílico..

y un acusado sinsabor, y voy sumando 2 más 2

por 2 de 10 intentos fallidos para escribirte una canción,

papeles en los bolsillos que apuntalan mi memoria.

Ya.. llevo esperando un rato y nos has venío.

Las revoluciones nos preceden.
El destino no interfiere en nuestro círculo vital.
Deja en la puerta tu mitad.

Tardé meses en reconstruir lo que ha quedado arrítmico,

tu desaparición dejó los juegos de palabras que se mezclan con mi voz.

Las revoluciones nos preceden..

Hace tanto que no vienes que se me olvidó a empezar a demostrarte que ya no eres importante para mí.