..dejó una chusta en el cenicero, un consejo y su olor en las sábanas.
Tan raro como absurdo. Y tan lindo como horrible.
A tu lado solo podía sentir la fuerza y belleza, la tuya y la del momento. Y éramos tan vulnerables como juguetonas. Qué horror tan divertido. Qué tensión tan malbien llevada. Qué ojazos los tuyos. Y qué honestidad la nuestra.
Abracé la almohada del odio antes de que dijeras nada, ya que de tu boca solo podrían salir besos de palabras.
Abracé la almohada del odio antes de que dijeras nada, ya que de tu boca solo podrían salir besos de palabras.
Quizá en otra vida. Desatadas, desarmadas y desnudas.
Adoro lxs animalxs y las animaladas. Pero no supiste que la imbécil de mi cama era yo.
Coño.
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