A veces quiero decir cosas. O pensarlas. Bueno, a veces quiero decir cosas en un momento futuro, o más bien quiero poder decirlas, atreverme a hacerlo; aunque al final siempre me rajo y mierda pa mí.
También hay veces en que me habría gustado decir cosas en un tiempo atrás, o mejor dicho, volver atrás en el tiempo y decir todo lo que quería decir; aunque luego realmente me pasaría lo del párrafo anterior.
La palabra, cuánto poder tiene la palabra. O ninguno, porque no sé por qué cojones estoy escribiendo esto. Acabo de ver un mini vídeo de Boza sobre su disco que grabará (y tendré), y de pronto he querido escribir sobre lo que he escrito antes. (Sí, acabo de hacer publicidad.)
En fin, es una mierda. Porque en definitiva quiero decir más cosas de las que digo, aunque a veces soy una bocazas y digo cosas que debería callarmelaputaboca. Pero intento mirar, o hacer algún gesto que indique lo que quiero decir que no digo, y pienso que los demás son ciegos, aunque lo tristemente real es que soy yo la imbécil.
Sé que debería decir las cosas, y hay cosas que me dicen que me importan una mierda, pero soy educada.
Supongo que ya pasó de moda eso de decir las cosas con el corazón. Hay gente que me entiende, poca. Hay gente que sé que, si hubiera una (mágica e improbable) posibilidad de que me conocieran, se darían cuenta de que les entiendo a la perfección y que, joder, ¡me entenderían a mí! Y eso sería mágico y maravilloso.
Supongo que soy de esas pocas personas que quedan que se emocionan, empatizan y su vida les importa una mierda. Aunque ya me importa más, un poquito (iba a poner una sonrisa, pero puestos a ser sinceros, no me apetece sonreír).
Influye lo que decís, supongo. Pero la palabra, a veces tan solo es eso, una simple e idiota palabra. Lo importante son los sentimientos subjetivos pegados a esa palabra.
En realidad todo esto es para expresar algo que no quiero contar. Qué cosas.