"Lo que tú tienes es depresión".
Siempre pensé que a partir de aquel momento, finjir una enfermedad de esas características sería algo muy fácil, para alguien de gustos extraños, claro.
No obstante, durante mi viaje en coche de hoy, resonaron en mi mente esas palabras, dejándome un pensamiento de.. "¿pero es que es usted imbécil?" (refiriéndome, en este caso, al médico). ¿Qué sutileza es esa? ¿Es esa la mejor manera de decirle a un paciente, a quien puede acompañarle algún pariente preocupado, que tiene una enfermedad? Y lo peor de todo.. ¿es así como piensa resumirlo todo?
Perdóneme usted, diecisiete meses más tarde, pero usted no tiene ni idea. De absolutamente nada.
¿Es así como pretende alimentar los días sin hambre? ¿Así quiere maquillar las ojeras de no dormir? ¿Es una frase y una caja de pastillas su único plan para encontrar el sentido de la vida; que existe una enfermedad que hay que curar? ¿Qué clase de profesional es?
Lo cierto es que no sé qué tiene que ver todo esto con mis sentimientos o pensamientos, pero quizás mis hormonas desquiciadas se pasean por los rincones de los oscuros lares de mi mente, para dejarme en ridículo una vez más.
Las enfermedades se curan. O se aprende a vivir con ellas, tengan o no posibilidades de recuperación.
El mundo es una mierda. Y mi vida tiene un único sentido; el cual, no es precisamente curar mis enfermedades. Ya que sé que ese mismo sanará todos los dolores que puedan ocasionar las enfermedades crónicas, o las cicatrices de lo que quedaron (y quedarán) de ellas.
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Pues sí. Y a pesar de todo, soy la típica lesbiana que tiene gato.
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