No es que me caigas mal. Solo es que a veces, a veces, me resultas un pelín, un poco, insoportable.
No es mi culpa. Es la tuya. Es así de claro. Y yo lo sé, y ella, y él también. ¡Y los demás! Saben, sabemos, cómo eres. Y eso es un poco incompatible con todos. Y conmigo es muuuuuuuuuuuyyyy incompatible. Pero qué se le va a hacer. No tengo más que fastidiarme.
Si yo esto, tú lo otro. Si yo lo otro, tú esto, lo otro y lo de más allá. Estoy cansada, triste. Y depués de lo de hoy.. me siento un poco bastante resentida. Me agota mentalmente tener que estar todo el rato callando, y dejando que el silencio saque a relucir las evidencias. ¿No te has dado cuenta?
Al menos, si hay algo que saco en beneficio de esto, es lo siguiente. Pretendes no dejarme ser. Y cuanto más lo pretendes, más dejas en evidencia qué eres. Y más se ve qué soy yo.
Y si aplicamos aquellos antiguos conocimientos de noséqué filósofo: si p: entonces q; y si q: entonces r, luego.. eres un poco idiota (*).
Fin.
(*)PD.: A todxs aquellxs filósofxs: pido disculpas si mi breve ejemplo del Razonamiendo Condicional es un poco bastante mierdoso y errado. Lo mío es el ámbito social. Y sí, lo estudié en el instituto, pero hace 8 años de aquello y está más que olvidao. Mi intención solo era mandar a la mierda alguien. ¡Acepten mis disculpas! =(
Y la vida sigue dando vueltas. Tantas, que ni las sentimos. Solo sentimos el aquí, el ahora, y lo que pasó. No sabemos lo que vendrá, pero muchas cosas las damos ya por hecho. Y sabemos que sucederán así. ¿Para qué continuar esa batalla inútil, si sé de sobra que siempre voy a perder contra mí, contra ti?
Pero el mundo seguirá. Cogerá su noche bajo el brazo, dará una voltereta, y será día de nuevo. Hasta que se queme las manos del fuego, y suelte el sol para apearse en la calma de la oscura noche. Y siempre es así. Como tú y yo.
LLevo días queriendo escribir sobre aquel maravilloso momento. Incluso otro día sobre no sé qué otra cosa. Sin embargo, aquí me encuentro, dejándolo todo atrás. Describiendo un sentimiento del que ya me siento tan cansada, destruída, absurda, sin sentido.
Todo es simple. Lo quiero simplificar, eso voy a hacer. Lo decidí. Ya no más líos ni desesperanzas. Ni esperanzas. Ya no más pensamientos buenos ni malos, simplemente ya no más pensamientos. Lo que tenga que ser, será, y así será. Y quiero olvidar lo que nunca olvido.
No hay un tú y yo. Hay un tú, y hay un yo. Y hay un mundo por recorrer y sentir.
Quizá hay cosas que nunca dije, como la vulnerabilidad e inseguridad. Pero nunca ha tenido sentido, o quizá sí. Pero, ¿a los ojos de quién? Sin embargo, nunca había escrito de una manera tan firme, tan segura, tan poco dolida. Tan desgastada.
Pero no me siento mal. Esto ya no me produce tristeza. Supongo que la maduración llega a estos ámbitos.
Aún así, tengo un dinosaurio comiendo quesitos, está esperándome desde hace un ratito. (La rima fue a propósito :) ).
Soy Stessa. Tengo un pelo muy raro, y me lo recojo con un lápiz morado.
Me encantan los Donetes, el chocolate blanco y los cascabeles. Odio el color rosa, excepto cuando se trata del batido de fresa.
Me gusta el ska. Y el reggae. Pero Isma y Pucho me tocan la fibra, igual que las pelis tristosas.
Adoro los temas político-sociales, pero me dan mucha rabia. Sería capaz de sentir paz con el exterminio de la población del mundo, pero me entristezco al ver que en el mundo no hay paz.
Tengo una mala, malísima, pésima suerte. Y si te sientes triste, lo soñaré antes de vernos.
No es casualidad lo de los calcetines distintos. Tampoco es manía, creo. Quizá solo sea simple rebeldía.
Yo solo tengo una pieza. La otra pieza pareja ella la perdió. Pero tenía guardada una tercera de la que nunca supe su existencia hasta una casualidad casualidosa. Y me gustó :)
Todo un mar de piezas en el suelo nocturno, y ambas supimos cuál era la pieza de la otra. Ésa era la tuya. Y ésta era la mía. Es la mía. La tuya fue.
Parte de ti va en ella, en la que porto. Porque también eres parte de la pieza que me falta en mi vida. Me faltan muchas partes. Tú eres una de ellas. Pero a veces es de lejos. O estás más cerca de otros puzzles que del que mi cuerpo compone. Pero no me enfurece, ni me produce envidia. Solo tristeza. Pero somos felices. Y te echaré de menos como a nadie cuando marche a tierras lejanas, o cercanas. No es que quiera marcharme, pero el mundo sabe mejor que yo que acabaré huyendo de aquí como del resto de piezas del mundo.
Pero siempre llevaré mi pieza :) ¡Y yo no tengo ninguna de reserva! Así que espero no perder ésta nunca. Espero no perderte nunca.
Te echaré de menos. ¿Cuántos días me echarás de menos tú?
La sociedad está ahí, fuera. Y yo estoy dentro. Dentro de mí, de mi mundo. Sin miedo a que la sociedad me influya, y con miedo a ser lo que soy y verlo, verme.
Miedo sin miradas con las que dialogar, y sin miedo a miradas que me juzguen por ser persona.
Miedo a no tener miedo. Y ansia de perder el miedo, y ser libre.
Te pasas la vida mirando la vida. Y un día descubres que sí, es cierto, "la vida pasa, y pesa". Pero sobre todo pasa.
Tengo muchas ganas de ir. Me estoy dando cuenta en estos instantes de que este año ni siquiera pienso que se pasará volando. Eso me gusta =)
Esto es más real. Esto es la vida, la vida que pasa. Y que pesa, porque está llena de vida.
Tengo ganas de pasar la tarde en casa preparando una bonita cena. Atenuar la luz y poner velas, y flores, y un poco de incienso. Abrir las ventanas. Dejar que suene un poco de jazz. Bajar la persiana de la puerta. Ponerme guapa solo para ti, por dentro y por fuera. Y esperar sentada, sobre el ruido, a que llegues y poder contarte la historia de la pulga y el jazz, mientras me deshago de la ropa que te sobre, y siento el olor de la comida quemada.
No quiero saber cómo te ha ido. No quiero que sepas cómo me ha ido. Solo quiero que sepamos cómo nos irá a partir de ese momento.
Luego brindaremos, por el futuropresente.
Y seguiremos follando el resto de la noche.
He cumplido 24 años. Bueno, ayer. No hubo tarta, casi no hubo regalos, y solo tres o cuatro felicitaciones sinceras. Y una inesperada llamada desde el extranjero que me conmovió.
Me levanté con el peso de los 24 años. El peso que llevo arrastrando un año. Razón por la que he decidido cumplir este año 23, y no 24, que parece que fueron los que cumplí el año anterior. Total, qué le importa a la gente, si nadie lo sabe. Y yo pierdo la cuenta de los años que llevo, y 23 es fácil de recordar. Supongo.
Ya lo dijeron, "la vida pasa, y pesa". Pensé que me pesaría durante mucho tiempo el número 24 en la conciencia, un número 24 con luz fluorescente parpadeante, con un sonido tipo "bit, bit, bit" dentro de la cabeza. Sin embargo desde ayer solo pienso en la montaña de ropa que tengo que planchar esta tarde. Justo lo que debería estar haciendo ahora.
Es una pena que el día de mi cumpleaños, quizá el día que más debería divertirme en todo el año, lo pase sola, frente a una pantalla del ordenador, viendo una serie cualquiera que ofende mi reputación, pensando en la ropa que debo planchar. Sí, un día de estos tendré mi fiesta. Pero no es hoy, bueno, ayer, el día del cumpleaños. (Gracias por la cena.)
Odio mi cumpleaños. y este año más aún. Ni familia, ni amigos que hayan querido celebrarlo conmigo o hacer algo especial. ¿Por qué llamas para preguntarme qué hemos cenado, y no para desearme feliz cumpleaños? Eso me ha dolido. Mucho más que cualquier otra cosa que sucediera ese día.
Sí, qué triste es mi vida. Tan penosa, que me da vergüenza.
Parece mentira. Recuerdo estos días del año pasado. Me pintaba las uñas en el sofá naranja (en secreto) viendo un capítulo antiguo de Skins, mientras el resto de las habitantes de la casa, hacían algo de vida en sus respectivas habitaciones. Y yo solo me digné a sentarme allí, a esperar compañía, de personas, de cosas, de recuerdos..
Recuerdo el pasillo lleno de cajas. Recuerdo el comedor con todo y nada de sentido. Recuerdo mi habitación vacía.. El último suspiro y la última mirada dentro de esas cuatro paredes, justo antes de dar media vuelta para no volver a verlo jamás. Recuerdo bajar a la calle, y mirar como una tonta la ventana desde fuera. Era la primera vez que era el exterior de la ventana, que miraba hacia ella y no desde ella, sentí que toda aquella vida llegaba a su fin en ese mismo instante. Y prometiéndome (o intentándolo) que volvería a ese mismo punto del suelo, di media vuelta y me marché, sin mirar atrás.
Recuerdo esos días del año anterior. Era la primera vez que dejaba mi hogar para siempre, y era la primera vez que lo hacía acompañada. La cena perfecta, en el restaurante perfecto, con el clima perfecto, en la ciudad perfecta, y con la persona perfecta. Luego montamos en el peor tren de la historia, donde una chica amable y maja me cedió el asiento a tu lado. Y lloré. Lloré con miedo, con desolación, con tristeza. No podía hacer más que llorar. No podría imaginarme que esa misma sensación se repetiría un día cada año por la misma fecha. Una sensación indescriptible e indeseable para quien no lo haya vivido.
Seguramente sea ésta mi última noche entre estas cuatro paredes. Pero es tanto el asco y el odio que siento a esta casa que no soy consciente de ello. Mejor así. Ya me tocará el miércoles en mi hogar, en su casa. Y tengo miedo, y sé que he de tenerlo. En vuestra casa dejo toda mi esencia, todos mis sentimientos, todo mi amor. Gracias.
Ya no sé si es pereza, o miedo. Ni si quiera he abierto las maletas, pero la fecha no deja de parpadear en mi cabeza, cada vez con un tamaño mayor. Sin embargo, parece que ese día nunca va a llegar.
No quise decir adiós a esto. Este año. Pero sin darme cuenta creo que ya lo hice, o perdí la oportunidad de hacerlo, pues ya todo se ha acabado. Solo me quedo aquí a escarbar los últimos restos de esta vida, de este Madrid.
No echaré de menos esta ventana. Ni el (mi) sofá. Ni la silla ni el armario. Ni tan siquiera estas cuatro paredes ni la cama. Solo echaré de menos los ratos vividos en ellos.
Nuestra quedada, aunque faltaste, el comienzo de las Spice. La agencia busca novias. "Bueno, prepárame un té, ¿no?". Los momentos vecinitas. La casa El chalet de Eliot. Los agobios, los trabajos, los exámenes, las exposiciones, los llantos, las noches sin dormir, los enfados, las frustraciones, las ganas de matar. Las tazas que bailaban y las latas vacías de Cocacola. Los baños con música. Las noches acompañada, y los despertares a tu lado. El deseo y el placer, y la esencia de tu piel, guardados bajo las sábanas.
El rincón, cada vez mayor, buscará una nueva pared donde cobrar vida, y hacer de esa pared MI pared, mi rincón.
Hay que volver a huir. Hay que volver, volver de nuevo, pronto. Dentro de mucho.
sábado, 28 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
Democracia Real, ya. ¡¡TOMA LA PLAZA!! [In-SOL-Acción]
"Cuando una lágrima tuya se desliza por tu cara, miles de estrellas dejan de brillar. Así que quiero ver siempre el cielo lleno de estrellas. Sonríe."
Hace un poco que el cielo está oscuro. Solo se ve un brillo al fondo, SU brillo. Es el que me hace no golpearme con la pared, la mesa y el caballito de madera, y el que hace que sienta menos miedo.
Ax me protege, no tiene miedo de hacerlo, no tiene miedos. Tengo miedo de contagiarle mis miedos a Ax. Quizá si eso pasara, tendría que protegerle yo a él, y no sabría cómo hacerlo. Pero Ax es fuerte. Sorprendentemente fuerte, a pesar de ser de los Blanditos.
Ayer oscurecía. Hoy nublaba bastante, gracias a vosotros. Y a ti, y a ti.
"Mi deseo es que se cumpla tu deseo."
Aprendí un poco la lección, las lecciones. Ayer desearía que sonriérais todos, los 23. Hoy deseo sonreír yo.
A veces las cosas son más sencillas de lo que parecen. O quieren parecer más sencillas de lo que son, para engañarnos. Yo, por una especie de ley no escrita, siempre considero tooodas las cosas de un nivel exageradamente complejo. Cuando veo que alguna cosa es aparentemente sencilla, me repito varias veces en la cabeza "no puede ser", autoconvenciéndome, y sabiendo que volveré a ellas algún día que se dignen a aparecerse como complejas. Sino, no me interesan.
Tengo cosas sin terminar, bastantes. Ahora estoy con el puzzle, y me parece gracioso haber hecho todo el cielo mucho antes que otras partes. Hago un puzzle de un lugar en el que estuve. Y cada pieza del suelo que pongo, pienso "en esta pieza he estado yo".
Echo de menos la bohemia acorde a mi mente. Aquella ventana tan grande y grandiosa. El sabor tan peculiar de las cosas. Y el intrigante desafío de hacer la compra, era como abrir un huevo kinder.. nunca sabía si lo que habría dentro del envoltorio sería lo que yo quería comprar, o si sería una agradable o asquerosa sorpresa.
Pero parece que eso de hablar y que nadie de alrededor me entienda, eso.. ocurre en cada pieza por las que caminan mis pies.
Es tiempo de recordar el pasado de muy antaño, y miro el presente y lloro de felicidad, y de pena.
El mundo es una mierda llena de suciedad, pero qué suerte tuve de que me fuese a mejor.
Pobre mundo infectado de humanos. Pobre naturaleza que grita y llora, mientras la socie.. perdón, suciedad solo ríe y se queja sin sentido.
El dinero. La crisis. Los caprichos-necesidades. El capitalismo. La puta obsolescencia programada. La pésima y pija educación de mierda. El racismo. La superioridad. El etnocentrismo. La puta globalización de los cojones. El paro. La riqueza. El status social. Los animales abandonados. El hambre y la pobreza. La contraposición y dictadura Norte-Sur. Los tristes acontecimientos naturales. El terrorismo. La homofobia. La corrupción. El oro y los diamantes. La puta gente imbécil. La infelicidad. La pederastia. Los asesinos y violadores. Las etiquetas. Las casas vacías sin gente. Las gentes vacías sin casa. La hipocresía. El mal valor de las cosas. La (mala) suerte. La incultura. Los canis y las chonis. La violencia. El poder. La política. El regueton. La publicidad. La esclativud. Los agujeros negros del capitalismo. La deuda externa. La ignorancia. La sangre fría. Los nazis y fachas. Las discotecas pijas. La mafia. El odio. El cinismo. La opresión.
Las horas van pasando, lentas, agonizantes. Y cuando suena el despertador me doy cuenta de lo rápido que pasó el día anterior.
Me despierto. Me duermo. Me levanto. Me vistoultrarápido. Me sigo preparando mientras desayuno. MelavolosdientesymepongoNenuco. Me despeino. Cojo el bolso y las llaves, y el metro. 6 x (Me siento. Escucho. Me levanto.) Nóminas, conferencias, talleres, risas, exámenes, palabras, silencios, dinámicas, teoría, teoría, calor, teoría. Charla. Paseo+Charla+Charla. Paseo+Charla. Paseo (+Charla). Miedo Odio. Ñe. Ah. Joderquéfrío. Psé. Na. Na. Ñe. Ducha. Charla. Quizá cena. Calor. 12345678910...109. zZzz.. Pretend we're dead. Fin Comienzo.
Como la enorme llave que encaja en la cerradura del viejo castillo para abrir la puerta. Como el líquido que llena y se pega a la copa, llenándola de sabor, dulzura y color. Como la luz que se adentra en una bombilla para escandilar a su alrededor. Como Dexter y Lumen. Como el 9 y el 10, 109.
La princesa y la estrella, y el castillo, la dulzura y el brillo, y sus secretos.
Como mitades que encajan más que a la perfección, de la manera más simple y compleja como encajan dos piezas de lego, y el mar y la orilla.
Unidas por el color del atardecer, el sabor de nuestros besos, y el olor, el tacto y el sonido de nuestra pasión.
Porque naranja, porque 109, porque (*o), porque siempre..
Hace tanto frío fuera que caen gotas de agua por dentro de mi ventana. La luz parpadeante ahí fuera, como la vida, y una ventana que por primera vez no me gusta, no me atrae, no me llama, pierde el sentido, y el tiempo.
La misma pared, que me persigue, que me traigo con los mismos sentimientos que se pegan a la pared de mi alma.
Porque entre estas cuato paredes, las mismas de siempre, a veces blancas, a veces azules, a veces amarillas, y siempre, siempre naranjas, alguna vez nieva.
Una lata de Cocacola. Alguna muestra abierta, y otras sin empezar. Un vaso de agua con tu esencia, todavía. Un Señor riendo. Una caja de dinero sonora. Los pósters. La tetera, la taza y las cucharas que guardabas. La falda que me probé para ti. Las estrellas graciosas. El pijama que guarda tu olor, y las sábanas que conservan el recuerdo de tu piel abrazándome. Nuestra máquina de merienda.
Nuestras fotos.
Tus regalos.
Las cosas que te gustan, y las que utilizamos. Las cosas guardadas.
El hueco por el que caíste. Las mantas que daban tanto calor. Tus abrazos que quitaban el frío. Las risas. Tu risa. Tu hermosa sonrisa. Tu recuerdo.
La ventana de la que nos encondemos.
Tus hombros fríos. Tu perfecta espalda. Nuestros abrazos de deseo, con deseo, y con amor. Nuestro amor.
Las tazas que no bailan sin ti.
La taza que baila, triste, sin ella.
Una mirada hueca y sin sentido en el silencio de una vacía habitación.
Me he quemado con la plancha, y ahora me va a quedar cicatriz. Y duele, duele mucho. Pero me duele muchísimo más haberme quemado justo encima de la cicatriz de la primera vez que me quemé con la plancha.
Vuelvo a la ventana. A la mala vida. Al mundo inferior y superior, al paralelo. A la(s) otra(s) vida(s). Huyendo, siempre vuelvo, con la misma melodía distinta en el bolsillo y en la piel, y en la mirada.
Vuelvo y cambian mis pasos, pero no cambian los paisajes, las calles, las vidas, los horizontes, el horizonte.
La vida se detiene, y decido volver. Vuelvo. Pero no quiero.
Pero vuelvo..
Vuelvo.. al lugar en el que el reo echa las horas.. mientras sueña y su coartada se desmonta. Al lugar vacío, o a su boceto roto e inconcluso. Allí vuelvo.. al lugar en el que la culpa me abriga, donde me espera la nevera vacía, correo a tu nombre en el buzón, y esta canción... Vuelvo.. y te encuentro en las cumbres y en el lodo.. la verdad es que te encuentro en casi todo. Siempre, o casi siempre te encuentro. Quizá por eso vuelvo....
Existe un sólo lugar donde el norte y el sur del mundo se enfrentan en igualdad de condiciones: es una cancha de fútbol de Brasil, en la desembocadura del río Amazonas. La línea del ecuador corta por la mitad el estadio de Zerão, en Amapá, de modo que cada equipo juega un tiempo en el sur y otro tiempo en el norte.